Para antonioarcila937cali@hotmail.com
29 Enero de 2013
Deleitense en la ley de Dios, créame, estar en Dios es vida y es paz. ¿No le
entusiasma eso? Es acostarse tranquilo y confiado y despertar sin cargas ni
culpas, es andar por la calle con la frente en alto sin temor de nada, pero
cuando usted quebranta la ley de Dios sufre dolor, sufre muerte, sufre
vergüenza, tristeza. Si usted lo tiene todo, pero siente como que no tiene
nada es porque le falta todo y ese todo es Dios. Porque nada va a llenar el
vacío de nuestro corazón, ni va a darnos el norte que necesitamos en la vida
sino Dios. Enamorémonos de la Palabra de Dios, porque Dichoso el
hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en la
senda de los pecadores ni cultiva la amistad de los blasfemos, sino
que en la ley del Señor se deleita, y día y noche medita en ella. Es
como el árbol plantado a la orilla de un río que, cuando llega su
tiempo, da fruto y sus hojas jamás se marchitan. ¡Todo cuanto hace prospera! En
cambio, los malvados son como paja arrastrada por el viento. Por
eso no se sostendrán los malvados en el juicio, ni los pecadores en la
asamblea de los justos. Porque
el Señor cuida el camino de los justos, mas la senda de los
malos lleva a la perdición.
Los
justos, los dichosos prosperaremos como árbol plantado a la orilla de un río.
Proverbios 10:24 dice Lo que el malvado teme, eso le ocurre; lo
que el justo desea, eso recibe. ¿Cuántos quieren prosperar como
árbol plantado a orilla de un río? Tal vez usted está aquí y dice: Pastor, yo
realmente no he sido dichoso, yo he seguido el consejo de los malvados, he
aceptado mordida, he sido corrupto, he sido adúltero, he hecho cualquier
cosa. Yo me he mantenido en la senda de los pecadores, y he sido igual a
ellos, pero yo creo en Dios. Creer en Dios y no guardar sus mandamientos es
como creer en la policía municipal de tránsito y pasarse todos los semáforos
en rojo frente a ellos. Creer en el ejercicio y no hacer ejercicio es como
creer en Dios y jamás obedecerlo. Prosperará como árbol plantado a la orilla
de un río, hoy es el día en que usted puede decirle Señor, yo no quiero ser
un malvado, no quiero ser un pecador, no quiero ser un blasfemo, yo quiero
ser un hombre dichoso, justo y que tú me cambies, que tú me transformes, que
me hagas una nueva creación. Por eso Proverbios 6:23 dice El
mandamiento es una lámpara, la enseñanza es una luz y la disciplina es el
camino a la vida. La disciplina es el camino a la vida, tomar
nuestra cruz y seguirle todos los días. Pregunto ¿cuántos quieren ser
dichosos? Yo quiero ser dichoso, ¿sabe por qué? porque yo sé lo que es el
camino de los pecadores, porque yo sé que es la vergüenza del pecado, porque
yo sé lo que es la culpabilidad, porque yo sé que siempre produce muerte,
pero estar en Dios es como estar con aquella sed y llegar a un oasis donde
hay agua fría, donde hay agua fresca que sacia nuestra sed.
Quiero
compartirles algo que Jorge Erdmenger, nuestro Director de los grupos
C.A.F.É. escribió: “Ser dichoso es haber estado en
pecado, pero ahora poder decir que por Él fui salvado.
Ser dichoso es haberme sentido
antes vacío y sin motivación, pero ahora poder decir que Él está en mi
corazón.
Ser dichoso es haber estado
espiritualmente muerto, pero ahora poder decir que mi vida eterna es un
asunto resuelto.
Ser dichoso es haber estado
perdido, triste y en confusión, pero ahora poder decir que para Él en mi
corazón tengo una gran pasión.
Ser dichoso es haber estado sin
tener una guía, pero ahora poder meditar en Su Palabra de noche y de día.
Soy dichoso porque le puedo decir
al mundo que está sin esperanza que en Jesús tengo puesta mi confianza.
Soy dichoso realmente dichoso
porque sin merecerlo el me dio su gracia”.
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