Jun. 2013 01:09 PM
Cuántos
han tenido problemas con algún trabajador insolente, insolente es aquel que
es atrevido, irrespetuoso, que le responde de manera ofensiva, insultativa.
Quizá en vez de un trabajador usted tiene un hijo insolente o a lo mejor un
amigo o un alumno insolente. ¿Qué aconseja la Biblia respecto a los
insolentes? ¿Cómo podemos tratarlos? Mire su Biblia en Proverbios 22 y se
dará cuenta cuál es el consejo de la Palabra. Usted aprende aquí sobre
Proverbios 22 y en las células Proverbios 23 y completa una serie de consejos
maravillosos para vivir la vida con buena conducta. Dice aquí en Proverbios
22:10 “Despide al insolente, y se irá la discordia y cesarán los pleitos y
los insultos”. Cuando en una organización, cuando en la familia,
cualquier grupo humano hay discordias, y pleitos, celos iras, contiendas,
insultos, va a encontrar siempre a un insolente que es el que las produce,
las causa, las provoca con su modo de hablar, con su modo de dirigirse a la
gente, con su modo de conducirse con las personas.
Lo hermoso de la Biblia es que nos cuenta maravillosas historias de hombres y
mujeres sin esconder sus debilidades, sus fracasos, sus problemas, para que
nosotros podamos aprender de esas historias. Por eso vayamos al libro 1
Samuel 25 y ahí vamos a encontrar una historia maravillosa, esta puede ser el
guion de una película muy interesante con romance, con guerra, con hambre y
con abundancia, de todo hay aquí en este capítulo, ponga atención y fíjese
que dice 25:1- 42. Samuel
murió, ¿quién era Samuel? Era aquel profeta
de Dios quien ungió a David para que llegara a ser rey de Israel y sucesor de
Saúl, un hombre que nació como respuesta a la oración de una madre estéril,
Ana no podía tener hijos y sufrió terriblemente, pero un día llegó al templo
oró a Dios, pidió un hijo y el sumo sacerdote le dijo: Ana de aquí a un año
tendrás un hijo y la mujer cumplió su promesa. Ella dijo: Si Dios me da un
hijo, yo se lo voy a entregar a Él, terminó de amamantarlo y lo llevó al
templo. Ahí se crio y a las 12 años recibió el llamado directo de Dios para
seguir sirviéndole toda la vida.
Un hombre ejemplar, intachable, pero me llama la
atención que dice Samuel murió,
¿qué le va pasar a usted? Usted se va a morir, era buena gente y se murió,
mire a su vecino mala gente, buena gente, sea bueno o sea malo, no importa,
un día se va a morir, pateará la cubeta, colgará la toalla, o como dicen en
Guatemala va a petatear,
de morirse tiene, por eso es importante vivir bien para dejar como Samuel un
buen recuerdo e impacto en la Tierra.
Samuel murió, y fue enterrado en Ramá, donde había vivido. Todo Israel se
reunió para hacer duelo por él. Después de eso David bajó al desierto de
Maón. Había en Maón un hombre muy rico, dueño de mil cabras y tres mil
ovejas, las cuales esquilaba en Carmel, donde tenía su hacienda. Se llamaba
Nabal (un nombre que debe recordar) y pertenecía a la familia de Caleb. Uno de los doce espías que junto con Josué regresó
de ver la tierra prometida y le dijo a Israel que era una tierra que vale la
pena conquistar, vamos. Pero los otros diez convencieron a Israel de no
hacerlo. Cuarenta años pasó en el desierto con ganas de entrar a la tierra
prometida, cuando finalmente llegó su día tenía más de 80 años. Cuántos años
tiene usted, ya tiene 80, si tiene paciencia ya le va a llegar la oportunidad
de entrar a la tierra prometida. A veces toma tiempo, Caleb conquistó y en
medio de esa edad tan avanzada, salió al frente a luchar y a conquistar el
monte, adquirir para sí, aquel sueño que había tenido desde sus juventud.
Nabal pertenecía a la familia de Caleb y por eso era un hombre rico, era un
hombre muy hacendado, muy adinerado, pero no adquirió el carácter de Caleb.
Nabal tenía otra manera de ser. Su esposa, Abigaíl, era una mujer bella e
inteligente; Nabal, por el contrario, era insolente y de mala conducta. Allí
sí falló Abigaíl porque le fue bien porque Nabal tenía mucho
dinero, pero le fue mal porque tuvo un esposo insolente y de mala conducta. Y
un esposo insolente de ¿qué manera le va a hablar a su esposa? Con mucha
falta de respeto, le va a hablar muy vulgar, la va a tratar no como vaso más
frágil como dice Pedro, sino como vaso plástico de aquello que se toma y se tira.
A la pobre en ese sentido no le fue bien.
Estando David en el desierto, se enteró de que Nabal estaba esquilando sus
ovejas. Recuerde que David estaba huyendo de su suegro
Saúl, el rey de Israel, lo quería matar, el pobre andaba huyendo y estaba en
circunstancias muy adversas al grado que era uno de estos pobres, que digo
yo, tienen abolengos todavía. David había vivido en el palacio con Mical, la
esposa que le había dado Saúl, cuando él mató al gigante Goliat, pero como
tuvo problemas con el suegro, David estaba huyendo y estaba en una situación
de escasez, de pobreza. Estando David en el desierto,
se enteró de que Nabal estaba esquilando sus oveja. Envió entonces diez de
sus hombres con este encargo: «Vayan a Carmel para llevarle a Nabal un saludo
de mi parte. Díganle: “¡Que tengan salud y paz tú y tu familia, y todo lo que
te pertenece! Acabo de escuchar que estás esquilando tus ovejas. Y cuando alguien está esquilando tres mil ovejas
tiene la lana que producen las tres mil ovejas, David sabía que Nabal estaba
nadando en lana. Acabo de escuchar que estás esquilando tus
ovejas. Como has de saber, cuando tus pastores estuvieron con nosotros, jamás
los molestamos. En todo el tiempo que se quedaron en Carmel, nunca se les
quitó nada. Pregúntales a tus criados, y ellos mismos te lo confirmarán. Por
tanto, te agradeceré que recibas bien a mis hombres, pues este día hay que
celebrarlo. Son días de abundancia, es un día que se está
esquilando, un día que se está prosperando. Dales,
por favor, a tus siervos y a tu hijo David lo que tengas a la mano. »
David, aunque era el ungido para ser el próximo rey, estaba en ese momento en
una situación de crisis, no tenía suficientes recursos para sostener a los
600 hombres que estaban bajo su cuidado. Cuando
los hombres de David llegaron, le dieron a Nabal este mensaje de parte de
David y se quedaron esperando. Pero Nabal les contestó: — ¿Y quién es ese tal
David? ¿Quién es el hijo de Isaí? Hoy día son muchos los esclavos que se
escapan de sus amos. ¿Por qué he de compartir mi pan y mi agua, y la carne
que he reservado para mis esquiladores, con gente que ni siquiera sé de dónde
viene? ¿Ustedes creen que Nabal no conocía a David? por
supuesto que sí. David había estado en los titulares de todos los
telenoticieros y periódicos de nuestra época si hubiera ocurrido todo acá.
Todo el mundo sabía quién era David, todo el mundo cantaba: Saúl mató a sus
mil, David a sus diez mil. Todo el mundo sabía que David había matado al
gigante Goliat, todo el mundo sabía que era un hombre extraordinario y que
Samuel lo había ungido para ser rey, pero la soberbia, la insolencia y la
mala conducta de Nabal lo hizo cometer este grave error.
Los hombres de David se dieron la vuelta y se
pusieron en camino. Cuando llegaron ante él, le comunicaron todo lo que Nabal
había dicho. Entonces David les ordenó: « ¡Cíñanse todos la espada!» Y todos,
incluso él, se la ciñeron. Acompañaron a David unos cuatrocientos hombres,
mientras que otros doscientos se quedaron cuidando el bagaje. David
se puso, como diríamos en Guatemala, para balazos, solo que en lugar de
agarrar su pistola, su ametralladora, su fusil, David agarró su espada, pero
tal y como decimos hoy en día, David fue a visitar de nuevo a Nabal, pero iba
con la espada desenvainada. La mala actitud de Nabal provocó en David otra
mala actitud, porque esa actitud de insolencia ofendió a David y a los
hombres que estaban con él y dijeron: Esto no se va a quedar así, nosotros
somos de Jutiapa, somos de Zacapa, aquí no nos dejamos, aquí afilamos el
machete en las piedras. La gente cuando usted es insolente con ella, se
expone, se arriesga a que la gente reaccione a esa insolencia, a esa falta de
respeto y se vuelva una batalla campal, se vuelva una guerra terrible. No podemos
darnos el lujo de ser insolentes con ningún noble, ni con el criado de ese
noble, ni con ninguna persona. Esa no es una conducta que va de la mano con
un cristiano, un cristiano no puede ni debe ser insolente.
Así que David se puso enojado, se llenó de ira y
lo que quería era tener a Nabal enfrente para matarlo. ¿Creen que era más
difícil matar a Nabal que al gigante Goliat? Por supuesto que no, pero para
David no era problema hacerlo solo. Se hizo acompañar de cuatrocientos
hombres para enfrentarse a ese insolente, a Nabal. Uno de los criados avisó a Abigaíl. Recuerde este nombre, porque es un nombre que
enseña mucho. Uno de los siervos avisó a Abigaíl, gracias a Dios por aquellos
trabajadores nuestros, por aquellos compañeros nuestros que en un momento
dado se acercan y nos da un aviso: Mire don Juan, le quiero contar que en la
bodega se están desapareciendo las cosas. Se pone alerta y se pone averiguar
qué está pasando y se va a dar cuenta que hay gente que le está robando o que
está pensando en secuestrarlo, hay gente que estás pensando matarlo o hay
gente que está pensando destruirlo, que está complotando contra usted.
Agradecimientos a la Confraternidad Cristiana de Guatemala. Antonio Arcila,
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jueves, 20 de junio de 2013
JUNIO DEL 2013 Personas Insolentes o Groseras(Parte 1)
Parte (1)
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