jueves, 20 de junio de 2013

JUNIO DEL 2013 Personas Insolentes o Groseras(Parte 1)

Parte (1)
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Jun.  2013  01:09 PM
        Cuántos han tenido problemas con algún trabajador insolente, insolente es aquel que es atrevido, irrespetuoso, que le responde de manera ofensiva, insultativa. Quizá en vez de un trabajador usted tiene un hijo insolente o a lo mejor un amigo o un alumno insolente. ¿Qué aconseja la Biblia respecto a los insolentes? ¿Cómo podemos tratarlos? Mire su Biblia en Proverbios 22 y se dará cuenta cuál es el consejo de la Palabra. Usted aprende aquí sobre Proverbios 22 y en las células Proverbios 23 y completa una serie de consejos maravillosos para vivir la vida con buena conducta. Dice aquí en Proverbios 22:10 “Despide al insolente, y se irá la discordia y cesarán los pleitos y los insultos”. Cuando en una organización, cuando en la familia, cualquier grupo humano hay discordias, y pleitos, celos iras, contiendas, insultos, va a encontrar siempre a un insolente que es el que las produce, las causa, las provoca con su modo de hablar, con su modo de dirigirse a la gente, con su modo de conducirse con las personas.
            Lo hermoso de la Biblia es que nos cuenta maravillosas historias de hombres y mujeres sin esconder sus debilidades, sus fracasos, sus problemas, para que nosotros podamos aprender de esas historias. Por eso vayamos al libro 1 Samuel 25 y ahí vamos a encontrar una historia maravillosa, esta puede ser el guion de una película muy interesante con romance, con guerra, con hambre y con abundancia, de todo hay aquí en este capítulo, ponga atención y fíjese que dice 25:1- 42. Samuel murió, ¿quién era Samuel? Era aquel profeta de Dios quien ungió a David para que llegara a ser rey de Israel y sucesor de Saúl, un hombre que nació como respuesta a la oración de una madre estéril, Ana no podía tener hijos y sufrió terriblemente, pero un día llegó al templo oró a Dios, pidió un hijo y el sumo sacerdote le dijo: Ana de aquí a un año tendrás un hijo y la mujer cumplió su promesa. Ella dijo: Si Dios me da un hijo, yo se lo voy a entregar a Él, terminó de amamantarlo y lo llevó al templo. Ahí se crio y a las 12 años recibió el llamado directo de Dios para seguir sirviéndole toda la vida.
            Un hombre ejemplar, intachable, pero me llama la atención que dice Samuel murió, ¿qué le va pasar a usted? Usted se va a morir, era buena gente y se murió, mire a su vecino mala gente, buena gente, sea bueno o sea malo, no importa, un día se va a morir, pateará la cubeta, colgará la toalla, o como dicen en Guatemala va a petatear, de morirse tiene, por eso es importante vivir bien para dejar como Samuel un buen recuerdo e impacto en la Tierra.
            Samuel murió, y fue enterrado en Ramá, donde había vivido. Todo Israel se reunió para hacer duelo por él. Después de eso David bajó al desierto de Maón. Había en Maón un hombre muy rico, dueño de mil cabras y tres mil ovejas, las cuales esquilaba en Carmel, donde tenía su hacienda. Se llamaba Nabal (un nombre que debe recordar) y pertenecía a la familia de Caleb. Uno de los doce espías que junto con Josué regresó de ver la tierra prometida y le dijo a Israel que era una tierra que vale la pena conquistar, vamos. Pero los otros diez convencieron a Israel de no hacerlo. Cuarenta años pasó en el desierto con ganas de entrar a la tierra prometida, cuando finalmente llegó su día tenía más de 80 años. Cuántos años tiene usted, ya tiene 80, si tiene paciencia ya le va a llegar la oportunidad de entrar a la tierra prometida. A veces toma tiempo, Caleb conquistó y en medio de esa edad tan avanzada, salió al frente a luchar y a conquistar el monte, adquirir para sí, aquel sueño que había tenido desde sus juventud. Nabal pertenecía a la familia de Caleb y por eso era un hombre rico, era un hombre muy hacendado, muy adinerado, pero no adquirió el carácter de Caleb. Nabal tenía otra manera de ser. Su esposa, Abigaíl, era una mujer bella e inteligente; Nabal, por el contrario, era insolente y de mala conducta. Allí sí falló Abigaíl porque le fue bien porque Nabal tenía mucho dinero, pero le fue mal porque tuvo un esposo insolente y de mala conducta. Y un esposo insolente de ¿qué manera le va a hablar a su esposa? Con mucha falta de respeto, le va a hablar muy vulgar, la va a tratar no como vaso más frágil como dice Pedro, sino como vaso plástico de aquello que se toma y se tira. A la pobre en ese sentido no le fue bien.
            Estando David en el desierto, se enteró de que Nabal estaba esquilando sus ovejas. Recuerde que David estaba huyendo de su suegro Saúl, el rey de Israel, lo quería matar, el pobre andaba huyendo y estaba en circunstancias muy adversas al grado que era uno de estos pobres, que digo yo, tienen abolengos todavía. David había vivido en el palacio con Mical, la esposa que le había dado Saúl, cuando él mató al gigante Goliat, pero como tuvo problemas con el suegro, David estaba huyendo y estaba en una situación de escasez, de pobreza.     Estando David en el desierto, se enteró de que Nabal estaba esquilando sus oveja. Envió entonces diez de sus hombres con este encargo: «Vayan a Carmel para llevarle a Nabal un saludo de mi parte. Díganle: “¡Que tengan salud y paz tú y tu familia, y todo lo que te pertenece! Acabo de escuchar que estás esquilando tus ovejas. Y cuando alguien está esquilando tres mil ovejas tiene la lana que producen las tres mil ovejas, David sabía que Nabal estaba nadando en lana. Acabo de escuchar que estás esquilando tus ovejas. Como has de saber, cuando tus pastores estuvieron con nosotros, jamás los molestamos. En todo el tiempo que se quedaron en Carmel, nunca se les quitó nada. Pregúntales a tus criados, y ellos mismos te lo confirmarán. Por tanto, te agradeceré que recibas bien a mis hombres, pues este día hay que celebrarlo. Son días de abundancia, es un día que se está esquilando, un día que se está prosperando. Dales, por favor, a tus siervos y a tu hijo David lo que tengas a la mano. »
            David, aunque era el ungido para ser el próximo rey, estaba en ese momento en una situación de crisis, no tenía suficientes recursos para sostener a los 600 hombres que estaban bajo su cuidado. Cuando los hombres de David llegaron, le dieron a Nabal este mensaje de parte de David y se quedaron esperando. Pero Nabal les contestó: — ¿Y quién es ese tal David? ¿Quién es el hijo de Isaí? Hoy día son muchos los esclavos que se escapan de sus amos. ¿Por qué he de compartir mi pan y mi agua, y la carne que he reservado para mis esquiladores, con gente que ni siquiera sé de dónde viene? ¿Ustedes creen que Nabal no conocía a David? por supuesto que sí. David había estado en los titulares de todos los telenoticieros y periódicos de nuestra época si hubiera ocurrido todo acá. Todo el mundo sabía quién era David, todo el mundo cantaba: Saúl mató a sus mil, David a sus diez mil. Todo el mundo sabía que David había matado al gigante Goliat, todo el mundo sabía que era un hombre extraordinario y que Samuel lo había ungido para ser rey, pero la soberbia, la insolencia y la mala conducta de Nabal lo hizo cometer este grave error.
            Los hombres de David se dieron la vuelta y se pusieron en camino. Cuando llegaron ante él, le comunicaron todo lo que Nabal había dicho. Entonces David les ordenó: « ¡Cíñanse todos la espada!» Y todos, incluso él, se la ciñeron. Acompañaron a David unos cuatrocientos hombres, mientras que otros doscientos se quedaron cuidando el bagaje. David se puso, como diríamos en Guatemala, para balazos, solo que en lugar de agarrar su pistola, su ametralladora, su fusil, David agarró su espada, pero tal y como decimos hoy en día, David fue a visitar de nuevo a Nabal, pero iba con la espada desenvainada. La mala actitud de Nabal provocó en David otra mala actitud, porque esa actitud de insolencia ofendió a David y a los hombres que estaban con él y dijeron: Esto no se va a quedar así, nosotros somos de Jutiapa, somos de Zacapa, aquí no nos dejamos, aquí afilamos el machete en las piedras. La gente cuando usted es insolente con ella, se expone, se arriesga a que la gente reaccione a esa insolencia, a esa falta de respeto y se vuelva una batalla campal, se vuelva una guerra terrible. No podemos darnos el lujo de ser insolentes con ningún noble, ni con el criado de ese noble, ni con ninguna persona. Esa no es una conducta que va de la mano con un cristiano, un cristiano no puede ni debe ser insolente.
            Así que David se puso enojado, se llenó de ira y lo que quería era tener a Nabal enfrente para matarlo. ¿Creen que era más difícil matar a Nabal que al gigante Goliat? Por supuesto que no, pero para David no era problema hacerlo solo. Se hizo acompañar de cuatrocientos hombres para enfrentarse a ese insolente, a Nabal. Uno de los criados avisó a Abigaíl. Recuerde este nombre, porque es un nombre que enseña mucho. Uno de los siervos avisó a Abigaíl, gracias a Dios por aquellos trabajadores nuestros, por aquellos compañeros nuestros que en un momento dado se acercan y nos da un aviso: Mire don Juan, le quiero contar que en la bodega se están desapareciendo las cosas. Se pone alerta y se pone averiguar qué está pasando y se va a dar cuenta que hay gente que le está robando o que está pensando en secuestrarlo, hay gente que estás pensando matarlo o hay gente que está pensando destruirlo, que está complotando contra usted.
Agradecimientos a la Confraternidad Cristiana de Guatemala. Antonio Arcila, 




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