Para antonioarcila937cali@hotmail.com
29 Enero de 2013
En
esta vida solo tenemos dos opciones: ser malvados o ser justos. El que es
justo es un pecador que ha sido justificado por la fe en el sacrificio de
Jesús en la cruz. El pecador es aquel que no le importa Dios y vive como
quiere.
Hay
gente peor, que expresa cosas peores, que dicen con palabras fuera de tono
–A mí,
ese que está arriba, me hace los mandados.
– ¿vos
asistís a la Fráter? – Ay Dios ya te lavaron el coco-. Ese cuate que está
allá arriba. Y un pitillo.
¿Conoce gente así? Esa gente representa la tercera palabra: blasfemos. La
primera era malvados, la segunda pecadores, la tercera blasfemos.- Un
blasfemo es aquel que ofende gravemente de palabra o de obra a Dios, o a las
cosas sagradas. Alguien que insulta a Dios. Alguien que ni siquiera lo
reconoce y si lo reconoce y que existe lo insulta, blasfema contra Él.
A Dios
no se le dice “colocho”. Dios el Todopoderoso nos creó y nos formó y tenía un
plan perfecto, la desobediencia de Adán y Eva dieron lugar a que a la Tierra
entrara el dolor, el sufrimiento, la muerte y su primer hijo, el primogénito
de la creación entre Adán y Eva fue Caín, un asesino que mató a su hermano
Abel, porque era alguien malvado ¿Por qué Dios lo permite? Porque usted y yo
no somos robots, tenemos el libre albedrío de escoger, entre creer y no
creer, entre el bien y el mal, pero no entre muchas opciones, solo dos.
Un día
abro la prensa y veo la foto de un amigo que se ganó un BMW, en la promoción
de un supermercado. ¿Qué dice usted cuando ve a alguien con las llaves de un
auto de ese tipo gratis? ¿Qué dice usted de esa persona? ¡Qué dichoso! Esa es
la cuarta palabra: dichoso, ¿quién es dichoso? Es aquel que es bendito, que
es feliz, que es bienaventurado, dichoso es el que disfruta de alegría.
Bienestar, satisfacción, dichoso es aquel niño, aquel joven que está en su
clase y de pronto llega una cajita para el Día del Niño, cuando la abre tiene
un Ipod. Gracias Señor, creo en ti. Dichoso es aquel que le dan un BlackBerry
que estaba esperando, dichoso. Cuando uno dice dicho es porque esa persona
está viviendo un tipo de vida que uno desearía tener y muchas veces no tiene.
Dichosos, un carro nuevo, un celular nuevo.
La
semana pasada hablamos del hijo pródigo, el hijo perdido, aquel que recibe la
herencia, la despilfarra, se la gasta viviendo desenfrenadamente. Un día, sin
dinero, habiéndolo gastado todo, dándole de comer a los cerdos con los que
los judíos ni siquiera tenían relación, ni siquiera con los gentiles, mucho
menos con estos animales. Deseó comer de la comida de los cerdos y entonces
entró en sí y recapacitó y dijo: En la casa de mi papá hasta los jornaleros
comen mejor que yo. Voy a regresar con él y le voy a decir: Padre, he pecado
contra el cielo y contra ti, Permíteme ya no ser llamado tu hijo, pero sí ser
unos de tus jornaleros. ¿Qué hizo el padre? Dice que cuando lo vio que venía
caminando corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó estando sucio,
pestilente, inmediatamente le puso el anillo, los zapatos, lo que
representaba que lo restablecía como hijo y ordenó una fiesta. Y dice,
hagamos una fiesta en su honor, porque mi hijo estaba perdido, pero ahora ha
sido encontrado, había muerto pero ahora ha vuelto, y entonces lo celebra.
Matan un ternero, el más gordo. Eso es ser dichoso, eso es llegar a los
brazos de un padre perdonador que nos restaura, que nos ama. Dichoso, somos
dichosos porque Dios nos ha restaurado.
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