viernes, 1 de febrero de 2013

Ser dichoso Part 2



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Ser dichoso Part 2
29  Enero de 2013

            En esta vida solo tenemos dos opciones: ser malvados o ser justos. El que es justo es un pecador que ha sido justificado por la fe en el sacrificio de Jesús en la cruz. El pecador es aquel que no le importa Dios y vive como quiere.
            Hay gente peor, que expresa cosas peores, que dicen con palabras fuera de tono
            –A mí, ese que está arriba, me hace los mandados.
            – ¿vos asistís a la Fráter? – Ay Dios ya te lavaron el coco-. Ese cuate que está allá arriba. Y un pitillo.
            ¿Conoce gente así? Esa gente representa la tercera palabra: blasfemos. La primera era malvados, la segunda pecadores, la tercera blasfemos.- Un blasfemo es aquel que ofende gravemente de palabra o de obra a Dios, o a las cosas sagradas. Alguien que insulta a Dios. Alguien que ni siquiera lo reconoce y si lo reconoce y que existe lo insulta, blasfema contra Él.
            A Dios no se le dice “colocho”. Dios el Todopoderoso nos creó y nos formó y tenía un plan perfecto, la desobediencia de Adán y Eva dieron lugar a que a la Tierra entrara el dolor, el sufrimiento, la muerte y su primer hijo, el primogénito de la creación entre Adán y Eva fue Caín, un asesino que mató a su hermano Abel, porque era alguien malvado ¿Por qué Dios lo permite? Porque usted y yo no somos robots, tenemos el libre albedrío de escoger, entre creer y no creer, entre el bien y el mal, pero no entre muchas opciones, solo dos.
            Un día abro la prensa y veo la foto de un amigo que se ganó un BMW, en la promoción de un supermercado. ¿Qué dice usted cuando ve a alguien con las llaves de un auto de ese tipo gratis? ¿Qué dice usted de esa persona? ¡Qué dichoso! Esa es la cuarta palabra: dichoso, ¿quién es dichoso? Es aquel que es bendito, que es feliz, que es bienaventurado, dichoso es el que disfruta de alegría. Bienestar, satisfacción, dichoso es aquel niño, aquel joven que está en su clase y de pronto llega una cajita para el Día del Niño, cuando la abre tiene un Ipod. Gracias Señor, creo en ti. Dichoso es aquel que le dan un BlackBerry que estaba esperando, dichoso. Cuando uno dice dicho es porque esa persona está viviendo un tipo de vida que uno desearía tener y muchas veces no tiene. Dichosos, un carro nuevo, un celular nuevo.
            La semana pasada hablamos del hijo pródigo, el hijo perdido, aquel que recibe la herencia, la despilfarra, se la gasta viviendo desenfrenadamente. Un día, sin dinero, habiéndolo gastado todo, dándole de comer a los cerdos con los que los judíos ni siquiera tenían relación, ni siquiera con los gentiles, mucho menos con estos animales. Deseó comer de la comida de los cerdos y entonces entró en sí y recapacitó y dijo: En la casa de mi papá hasta los jornaleros comen mejor que yo. Voy a regresar con él y le voy a decir: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, Permíteme ya no ser llamado tu hijo, pero sí ser unos de tus jornaleros. ¿Qué hizo el padre? Dice que cuando lo vio que venía caminando corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó estando sucio, pestilente, inmediatamente le puso el anillo, los zapatos, lo que representaba que lo restablecía como hijo y ordenó una fiesta. Y dice, hagamos una fiesta en su honor, porque mi hijo estaba perdido, pero ahora ha sido encontrado, había muerto pero ahora ha vuelto, y entonces lo celebra. Matan un ternero, el más gordo. Eso es ser dichoso, eso es llegar a los brazos de un padre perdonador que nos restaura, que nos ama. Dichoso, somos dichosos porque Dios nos ha restaurado.

          

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