lunes, 5 de marzo de 2012

20 Segundos


LA REGLA DE LOS 20 SEGUNDOS 
Una pareja de jóvenes tenía varios años de casados y nunca pudo tener hijos.  Para no sentirse tan solos compraron un cachorro Pastor Alemán, el cual criaron como si fuera su propio hijo.  El cachorro creció hasta convertirse en un grande y hermoso Pastor Alemán. El perro salvó en más de una ocasión a la pareja de ser atacada por los ladrones. Siempre era un perro fiel a sus dueños contra cualquier peligro.
Luego de 7 años de tener al perro, la pareja logró tener al hijo tan ansiado, la pareja estaba tan contenta con su nuevo hijo que disminuyeron las atenciones que tenían para con el perro. Éste se sintió relegado y comenzó a tener celos del bebé. Gruñía cuando sus dueños paseaban al bebé y no era el perro cariñoso y fiel que tuvieron durante 7 años.
Un día la pareja dejó al bebé plácidamente durmiendo en la cuna, mientras preparaban una carne en la terraza. Cual no sería su sorpresa, cuando al dirigirse al cuarto del bebé, ven al perro con la boca ensangrentada moviendo la cola. El dueño del perro pensó lo peor, en su temor se exaltó emocionalmente sacó un arma y en el acto mató al perro fiel.
Corrieron al cuarto del bebé y con gran asombro lo encontraron tranquilamente durmiendo. En la parte debajo de la cuna del bebé encontraron una serpiente degollada.
El dueño lloró amargamente lamentándose:  
-“He matado a mi perro fiel”.
REFLEXIÓN
 Cuántas veces hemos juzgado impulsiva e injustamente a las personas. Lo que es peor, las juzgamos y las condenamos sin investigar a qué se debe su comportamiento, cuáles son sus pensamientos y sentimientos e intenciones.  Hemos “matado” a muchos amigos leales y compañeros de viaje devotos por no hacer un alto en medio de nuestra emoción, para aclarar una situación.
Una de las enseñanzas equivocadas que recibí en mi formación ministerial fue la afirmación de que no existía la madurez emocional. "Las emociones solo conducen a lo peor, no soncontrolables", reiteraba un pastor veterano.  Con los años he descubierto que sin madurez o inteligencia emocional estamos condenados a repetir los mismos errores y dañar a quienes realmente importan. La madurez no es automática, ni viene por uncion divina. Es un procesointencional al que debemos comprometernos diariamente y paso a paso. Ojala rindiendo cuentas a un igual de confianza.
A menudo las cosas no son tan malas como parecen, sino todo lo contrario. Pero, cuando somos negligentes respecto a la madurez emocional terminamos esclavizado a ser reactivos debido a lo que llamaremos la "regla de los 20 segundos".  Ante una situación de pánico, o excitación emocional, estrés o preocupación, la sangre fluye al cerebro con mas rapidez endureciendo las arterias que oprimen el cerebro humano donde reside la función del pensamiento.
Como resultado la persona deja de pensar y actúa sin cordura, a menos que hayamos creado una disciplina hacia la madurez emocional.  20 segundos toma al cerebro procesar el estimulo y darle el significado correcto. Esa es la diferencia entre un hombre que asesina a su compañera, o golpea a su hijo, o lastima a un prójimo sin pensar, tomado por sus emociones. Si tan solo esperáramos veinte segundos antes de actuar, sin tan solo decidieramos no seguir siendo adolescentes emocionales y asumiéramos el compromiso de crecer, de caminar hacia una espiritualidad emocionalmente sana.
FRASE DE PODER
Pensar antes de actuar no es opcional
ESCRITURA
Levítico 19:15 (LBLA)
"No harás injusticia en el juicio; no favorecerás al pobre ni complaceras al rico, sino que con justicia juzgarás a tu prójimo."
Mucha gente deja que su inmadurez emocional controle su vida, en lugar de dar oportunidad a la disciplina espiritual y emocional, y la madurez que fomenta la distancia y la reflexión que permiten controlarlas antes de actuar.  El temor es uno de los aceleradores de estos gatillos que pueden destruir lo que mas amamos o comprometer nuestro futuro para siempre. Antes de actuar, sujete sus emociones. Recuerde es un pecado no madurar.
Gracias al Pastor Wilmer palomares y al equipo de trabajo de la Iglesia Alianza Cristiana y Misionera Colombiana. Cali.

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